Senderismo con perro

Muchas veces no es el camino el que nos saca al monte... sino nuestro fiel compañero de cuatro patas. Hay mucho urbanita perrero que por darle a su peludo su necesaria dosis de vida salvaje, está dispuesto a abandonar el asfalto por unas horas. Otras veces pasa justo lo contrario: aventurero de toda la vida, has subido tus cerritos y has hecho tus pinitos por el bosque pero hasta que un perrete no ha entrado en tu vida ni te habías planteado lo que conlleva juntar tus dos grandes pasiones. Ese fue mi caso pero me consta que también hay mucha gente en el primer supuesto... y sea como sea, aquí va una ronda de consejos para empezar a practicar senderismo con perro.

1. La condición física de tu perrete

Al igual que cuando decidiste empezar en esto del senderismo tuviste que establecer tu nivel, lo primero que tendrás que tener en cuenta es la condición física de tu perrete. No es lo mismo un cachorro que un senior, ni un perro grande que un miniatura... cambia la morfología, el nivel de energía y otros muchos factores que afectan desde a cómo va a moverse tu fiel colega, a la elección del tipo de terreno y la distancia a recorrer o a cuáles van a ser sus motivaciones en ruta. No se va a comportar igual un perro "pastor" que uno "cazador" o uno de "tiro"... cada raza tiene sus preferencias (¡y si es mestizo, imagínate!) y en la naturaleza darán rienda suelta a sus instintos más arraigados por lo que hay que conocerlos para escoger la ruta más adecuada a nuestro peludo.

2. Los "peligros naturales"

Desde las quemaduras en las almohadillas cuando nieva a una intoxicación por setas en otoño, un sobresalto con la procesionaria del pino en primavera o un golpe de calor en los cada vez más tórridos veranos: son varias las "amenazas" que pueden terminar en un susto y carrera al veterinario. También hay que tener en cuenta los encuentros con otros animales: el ganado, perros pastores, fauna silvestre...

Parece una obviedad pero el entorno natural es algo cambiante, en cada estación del año tendrá unas particularidades y unos riesgos asociados que debemos anticipar y prever para no tener problemas innecesarios. Los ecosistemas son algo vivo y si vamos a internarnos en ellos con un perrete, tenemos que tener claras las relaciones entre todos los habitantes del lugar...

3. La obediencia

Sin duda, este es el factor clave que va a condicionar el nivel de "libertad" que vamos a dejarle pero también está relacionada con el punto anterior así como con el tipo de terreno, con el ritmo que queramos llevar o con la legislación del espacio natural por el que estemos transitando.

Seamos responsables y respetuosos y actuemos con sentido común. No queremos que nuestro sabueso desaparezca durante horas porque se le ha ido el santo al cielo siguiendo un rastro y ha olvidado que tiene una familia, ni que nuestro mastín con tamaño de ternero asuste a los hijos de las vacas que pastan pacientemente hasta que inoportunan a su prole y deciden ponerse a la defensiva...

4. Su equipación

Como buen miembro de la expedición tendrá también su propio equipamiento y tendremos que acostumbrarnos a cargar con un poco de peso extra para cubrir sus necesidades (o si su cuerpo y aptitudes se lo permiten, colocarle unas alforjitas y que nuestro compi lleve sus pertenencias, jeje). Entre los indispensables: su cartilla de vacunas, cantimplora con bebedero/comedero y pienso. Es conveniente que incluyamos un bálsamo protector de almohadillas. Si es muy friolero, abrigo en invierno... Y en el botiquín nos tocará añadir alguna cosilla para nuestro bichejo, pero como dependerá de su salud, lo mejor es consultar con nuestro veterinario qué debemos incluir sí o sí.

Además es importante un arnés o collar más trotero que el que lleve por la ciudad y, desde mi experiencia, super recomendable el uso de correa "manos libres", que nos permitirá mantener a tope nuestras capacidades y maniobrabilidad cuando le llevemos atado.

En próximas entregas profundizaremos en cada uno de estos aspectos... de momento, no esperes más, sigue estos consejos y demuestra a tu peludo que le quieres dándole lo que más necesita: campo y aventura. Sin duda, después de la primera excursión, vuestro vínculo será aún más fuerte y ya no podréis parar.

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